Museo Sa Bassa Blanca

En el edificio principal del Museo Sa Bassa Blanca (msbb) realizado por el arquitecto egipcio Hassan Fathy, el visitante podrá encontrarse con una colección de arte moderno y contemporáneo. En la primera sala del primer piso del edificio Hassan Fathy, se exponen obras de artistas contemporáneos africanos bajo el título Ex Africa semper aliquid novi. Los artistas son: Sara Ouhaddou (Marruecos, 1986), Soly Cissé (Senegal,1969), Gresham Tapiwa Nyaude (Zimbabwe, 1988), Thierry Oussou (Benin, 1988), Serge Attukwei Clottey (Ghana, 1985), El Anatsui (Ghana, 1944), Houston Maludi (República democrática del Congo, 1978), Kane Kwei / Eric Adjerty Anag, (Ghana). Se presenta también una túnica de cazador de Nigeria del siglo XX. Se exhibe también, una selección de dibujos e ilustraciones de Domenico Gnoli, realizados en Mallorca y Roma entre 1964-69, entre lo que cabe señalar la serie “Los Monstruos”, para la cual Robert Graves escribió un texto y que en 2013 ha sido expuesta en el pabellón central la Bienal de Venecia. Desde enero de 2014, en el primer piso se puede ver también una selección de más de 50 retratos fotográficos de artistas fundamentales de los siglos XX y XXI, realizados en blanco y negro y en color, por el reconocido crítico de arte alemán Werner Kruger, que amablemente ha querido regalar a la Fundación parte de su archivo personal. Son creadores como De Chirico, Kounellis, Moore, Tàpies, Tinguely, Beuys, Baselitz, Oldenburg, Ando, Newton, Schnabel, Vostell, Johns, Kiefer, Barceló, Serra, o Hartung. Esta ala contiene a su vez una sala de esculturas, con algunas obras de Meret Oppenheim, Miralda, Takis y Alan Rath, entre otros. La planta baja, primer piso (sala grande, altillo) y parte de la segunda planta acoge la exposición temporal Artistas Singulares Marroquíes. En el segundo piso, se encuentran la sala de pinturas y la sala de esculturas de Vu Cao Dam (1908-2000), padre de Yannick Vu, considerado uno de los mejores artistas vietnamitas del siglo XX. La sutileza oriental de la muestra contrasta con la belleza del artesonado mudéjar que cubre la última sala, fechado en 1498 y declarado “Bien de Interés Cultural del Patrimonio de las Islas Baleares”, una experiencia única y que hará las delicias de aquellas personas interesadas en el arte de ese período.